¿Estás preparada para vivir el año más excitante de tu vida? 12 meses, 12 chicos, ¿cuántas veces serás capaz de enamorarte?
A Candela Ríos nunca le sucede nada de película. Ella es una chica normal con una vida corriente. O al menos eso cree, hasta que su novio la deja por Instagram con una foto de unas maletas y varios hasthags de muy mal gusto. Ahora la vida de Candela ha cambiado. Candela ha cambiado. Ha descubierto que está harta de pensar que ella es el problema y ha decidido convertirse en la solución.
El problema son los hombres. Y Candela tiene una teoría que puede demostrarlo. Pero Abril, su mejor amiga, la ha grabado mientras explicaba esta teoría, ha compartido el vídeo en redes y se ha vuelto viral. Ahora todo el mundo lo ha visto, en el trabajo, en su familia, en su ciudad, en su país... Y el país entero ha decidido poner a prueba la teoría de Candela. Bueno, el país y Salvador, el dueño de la revista donde trabaja Candela.
Candela ya no es una redactora del montón, ahora está al frente de “Los chicos del calendario” y tiene todo un año para encontrar un hombre de verdad. Uno que le demuestre que está equivocada.
Doce meses para conocer doce ciudades distintas y doce vidas distintas.
Candela tiene 365 días para descubrir quién es de verdad y convertirse en protagonista absoluta de su vida.
¿La acompañas?
El chico de enero, Salvador, está decidido a enseñarle que para conseguir lo que quiere antes tiene que reconocer lo que de verdad desea.
Soy Candela Ríos, una chica normal con una vida corriente… O al menos lo era hasta que mi novio, ahora ex, me dejó por Instagram. ¡Por Instagram! Por si eso fuera poco, Abril, mi mejor amiga, me grabó sin que me diera cuenta y colgó el vídeo en Youtube.
Así nacieron “Los chicos del calendario” y así empezó el año más excitante de mi vida. Se supone que tengo que recorrer España y buscar un chico que valga la pena. La revista para la que antes trabajaba como redactora del montón ha organizado un concurso y el país entero me está ayudando a buscar al chico del calendario. No sé si lo encontraré, pero me estoy encontrando a mí misma y por primera vez en mucho tiempo estoy viviendo de verdad.
El chico de enero fue Salvador Barver y con él vi las estrellas y el mar como no los había visto nunca. ¿He cambiado de opinión sobre los hombres? No. ¿He ido en moto hasta acantilados, he besado a un chico que ha puesto mi mundo del revés, he descubierto todo lo que puede hacerse en un ascensor y que la pasión a lo bestia existe? Sí, pero eso no es lo más importante. Salvador se ha ido, o eso dice, y yo sigo adelante.
Voy a conocer a Jorge, Víctor y Bernal y no sé qué puedo llegar a vivir con ellos.
Candela ha aprendido muchas cosas de los chicos de febrero, marzo y abril y empieza a sentirse más segura de sí misma, pero ¿qué le deparará el trimestre siguiente? En mayo, conocerá a Javier de Madrid. Un veterinario que se ha presentado él mismo como candidato a chico del calendario. Su objetivo: recaudar dinero y conseguir publicidad para un centro de animales maltratados.
Pero, ¿realmente estará a la altura del título de “hombre que vale la pena”? Candela descubrirá con él que, aunque te hayan hecho daño una vez, no hay que cerrar nunca el corazón al amor. En junio Candela visitará Segovia y conocerá a Alberto, un obrero de la construcción que está reformando un geriátrico y a quien los abuelos presentan como candidato perfecto. Su ex, sin embargo, no piensa lo mismo… pero, ¿y Candela? ¿Logrará ella empatizar con temas como la infidelidad y la culpa? Julio es mes de sol y playa, del calor de una isla como Palma de Mallorca.
Este mes Candela conocerá a John, un español de madre inglesa, contable y loco por el surf. John quiere demostrarle a Candela que vivir “de las apariencias” es suficiente y que si ella sabe aprovechar el momento también podrá hacerlo. Mientras tanto, Candela se debatirá entre el amor de Víctor y lo que siente por Salvador. ¿Logrará poner en orden sus sentimientos?
Me llamo Candela Ríos. Supongo que a estas alturas del año no hace falta que te expliqué quién soy o por qué estoy recorriendo el país de norte a sur y de este a oeste. Los chicos del calendario ha llegado a su ecuador y cada vez estoy más cerca de acabar esta aventura. Cada mes he vivido una experiencia única y he conocido a personas maravillosas con las que he aprendido lecciones inolvidables.
En agosto, septiembre y octubre visitaré tres nuevas ciudades para continuar con mi búsqueda de un hombre que valga la pena y me haga cambiar de idea sobre el sexo opuesto. Aunque ¿queréis saber algo? Creo que empiezo a atisbar lo que buscaba… No tanto al hombre en sí, sino la respuesta. Empiezo a entender que todo es cuestión de perspectiva o del momento vital de atravesamos… Y que la cuestión no es tanto dar con ese ejemplar perfecto y único en su especie, sino encontrar ese chico cuyo momento coincida con el tuyo y haga que este caos que es el día a día sea tan intenso que ya no te importe subirte a la montaña rusa del amor.
Soy Candela Ríos y no puedo creerme que el año se esté terminando. ¿Os acordáis de cuando nos conocimos el diciembre pasado? Parece que fue ayer. En enero empecé un viaje, empezamos, porque vosotros siempre me habéis acompañado, y algún día tenía que llegar el final.
Aquí está. He recorrido el país entero, lo he puesto patas arriba buscando un chico que valiera la pena, alguien tenía que hacerlo, y al final la que ha acabado patas arriba, desmontada y con el corazón desbocado he sido yo. Y no lo cambiaría por nada del mundo. Ha llegado el momento de conocer a los dos últimos chicos del calendario, noviembre y diciembre.
Y también ha llegado el momento de las despedidas, y de elegir al chico del calendario. Ese chico que nos ha demostrado a todos y a todas que a pesar de los defectos, de los problemas que todos tenemos a diario, merece la pena arriesgarse por alguien. Y yo tengo que decidir qué haré a partir de enero, cuando todo esto acabe, y si lo haré sola. Estos meses he descubierto que soy muy valiente, que si me caigo siempre puedo volver a levantarme y que me atrevo a enamorarme completa, irreversible y locamente.
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