Para Christina Olson, el mundo se reducía al lugar donde había nacido: la granja familiar en Cushing, un pequeño pueblo costero de Maine. Aquejada por una enfermedad que le producía una creciente incapacidad, parecía destinada a una vida limitada.
Sin embargo, durante más de dos décadas Christina fue la inspiración del artista Andrew Wyeth, quien la retrató en uno de los cuadros más conocidos del siglo XX en Estados Unidos.
No hay comentarios
Publicar un comentario