Pero su padre necesitaba aquel trabajo. Danny sabía que en la mente de su madre cada vez ocupaba más espacio la idea de divorcio y que su padre pensaba una y otra vez en algo malo, en algo malo y en suicidio. Sí, necesitaba un trabajo, aunque fuera aquél. ¿Aunque fuera aquél? También podía ser que esa fuera la excepción, que no se cumpliera lo que Danny había soñado despierto. Total, era cuidar de un hotel de lujo, de ciento diez habitaciones, que quedaba aislado por la nieve durante al menos seis meses. Así que hasta el deshielo iban a estar los tres solos, ¿solos?, en el inmenso edificio. Y apenas llegaron, lo reconoció. Ya lo había visto. Aquel era el edificio. Aquella era la habitación. Aquel era el espejo. REDRUM-MURDER.
Ahora Danny Torrance, aquel niño aterrorizado del Hotel Overlook, es un adulto alcohólico atormentado por los fantasmas de su infancia. Un día se siente atraído por una ciudad de New Hampshire, donde encontrará trabajo en una residencia de ancianos y donde se apuntará a las reuniones de Alcohólicos Anónimos.
En ese lugar le llega la visión de Abra Stone, una niña que necesita su ayuda. La persigue una tribu de seres paranormales que vive del resplandor de los niños especiales. Parecen personas mayores y totalmente normales que viajan por el país en sus autocaravanas, pero su misión es capturar, torturar y consumir a estos niños. Se alimentan de ellos para vivir y el resplandor de Abra tiene tanta fuerza que les podría mantener vivos durante mucho tiempo.
Danny sabe que sin su ayuda Abra nunca conseguiría escaparse de ellos; juntos emprenderán una lucha épica, una batalla sangrienta entre el Bien y el Mal, para intentar salvarla a ella y a los demás niños que sacrifican.
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