En el Génesis, Dios pide a Abraham que sacrifique a su hijo, Isaac, a lo que Abraham responde, obediente: «Aquí estoy». Esta réplica sirve como inspiración a Jonathan Safran Foer para escribir su primera novela en más de diez años: en el Washington actual y en el transcurso de un mes, el lector asiste al proceso por el cual la vida de Jacob Bloch se derrumba, con sus tres hijos como testigos privilegiados del fracaso de su matrimonio.
El drama personal se desarrolla paralelo a otra catástrofe de dimensiones mucho mayores: un terremoto en Oriente Próximo arrasa Israel, lo que empuja a la radicalización del escenario internacional. Jacob deberá, como Abraham, afrontar la situación. Buscar su lugar en el mundo como padre, marido y judío norteamericano. Y decir: Aquí estoy.
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